Ilustre Personaje.
No hay duda que hablar de Piura es hablar de sol, de playas, de cultivos como el limón, el mango o la algarroba. Sin embargo, hay un personaje modesto, de perfil bajo, hijo del pueblo tenía que ser, que destaca sobre todos; personaje que, a punta de sabor, sencillez y autenticidad, se las ha ingeniado para encarnar, con orgullo y pasión, la identidad misma de toda una región: ¡Sí, nos referimos a ese ilustre piurano cuya notoriedad ha trascendido fronteras: el Chifle!
Origen del Nombre.
El por qué se le llama Chifle, es todo un misterio. Algunos han elaborado la teoría, no tan descabellada, de que el nombre nació del sonido que emite el plátano verde cuando se está friendo en el aceite caliente: una especie de tenue chiflido que se oye entre los peroles de hierro. Los que han presenciado el proceso de elaboración artesanal del chifle, pueden dar fe de ello. Otros, más escépticos en cambio, señalan que el nombre proviene de la palabra Chofra, vocablo español del medioevo que hacía alusión a las hojas de las espadas, muy parecidas a las formas del chifle cuando ya está frito y seco. Lo cierto es que no hay certeza sobre el origen del nombre de este connotado caballero, pero lo que sí nos queda claro es que de chiflado, nuestro Chifle no tiene ni el chiflido.
El Chifle es Piura y el Perú.
El Chifle es Piura, y Piura es el chifle. No existe mayor verdad científica en los anales sociológicos modernos del Perú que semejante afirmación. Pero es que el Chifle, sí el humilde Chifle, ese snack artesanal que está presente en casi todas las mesas de los hogares piuranos y por qué no, de los hogares peruanos, ha encarnado por muchos años, y estamos seguros que encarnará por muchos años más, la identidad del pueblo piurano. Sin fanfarrias ni aspavientos, sin más publicidad que la de sus propias bondades y su sabor, el Chifle ha sabido, en silencio, ganarse el corazón de todos los piuranos y de todos los peruanos en general. Y hoy en día, empieza a conquistar corazones extranjeros. Pese a que en la actualidad se hacen Chifles en otras partes del Perú, con la ayuda de la tecnología y la industria a gran escala, el Chifle tradicional piurano, el auténtico, el artesanal, el que se fríe aún en peroles inmensos con aceite vegetal bien caliente y a fuego de leña de algarrobo, encierra en sus texturas crujientes y su color, todo la nobleza y virtud de un pueblo.
Datos esperanzadores.
En lo que va del año, a mayo del 2024, según la Consultora especializada Agrodata, el Perú viene exportando $ 14´402,145 millones de dólares, casi la mitad de lo que se exportó en todo el año pasado ($ 29´212,472), lo que significa que si se sigue ese ritmo de exportaciones en lo que resta del año, superaremos la demanda mundial del 2023. Estados Unidos, Chile, Países Bajos, Alemania y Australia se posicionan como los principales mercados para nuestro hijo ilustre de Piura y Embajador honorario del Perú.
Industria del Chifle.
No tenemos datos exactos de cuántas familias viven directa o indirectamente de la industria del Chifle en Piura y en el Perú entero, pero lo que sí sabemos es que muchísima gente se dedica a este negocio. Desde los más pequeños o los más grandes agricultores del plátano verde, principal insumo del chifle, hasta las ennegrecidas chifleras que ofrecen sus mejores bolsas de chifles en los mercados, todos están inmersos en la cadena económica que gira alrededor de este notable piurano que mueve la economía de un importante sector de la población.
Por eso es nuestro deber como peruanos con nuestra gente y nuestra tierra, apoyar a las miles de familias que se dedican a este negocio, a través del consumo de sus productos, comprando con propósito, porque en cada bolsita de chifles, estamos seguros, hay más de una historia de superación y resiliencia que contar.
Si tuviéramos que resumir en una sola palabra lo que es Piura para los peruanos, al igual que lo hacemos cuando decimos que Paris es un buen vino, o México el Tequila o sus Tacos; Piura, es, sin duda, nuestro gran ¡Chifle!.